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Lagarto de lava

Lagartos de lava de las Galápagos Los lagartos de lava (Microlophus albemariensis) son los reptiles más abundantes de las Islas Galápagos. Los lagartos de lava tienen actitud y, como la mayoría de los animales de las Galápagos, tienen una relativa falta de miedo a los humanos y pueden ser observados bastante de cerca. Los lagartos de lava pueden llegar a medir hasta 30 cm de largo, pero normalmente miden entre 10 y 15 cm.

Los colores de los lagartos de lava varían y algunos pueden tener colores muy bonitos, desde gris moteado a cobre moteado o negro con rayas doradas. El lagarto de lava macho tiene un aspecto bastante diferente al de la hembra, ya que es de mayor tamaño y de colores más vivos. La garganta del macho es negra y amarilla y la de la hembra es principalmente roja. Los colores y el tamaño también difieren entre las especies e incluso dentro de una misma especie.

Hay 7 especies diferentes de lagarto de lava en las Islas Galápagos. En una de las Islas Galápagos sólo hay una especie de lagarto de lava, sin embargo, aunque éstos son de color amarillo grisáceo, más arriba en la playa, entre las rocas de lava negra, la misma especie es mucho más oscura. A estos tipos de lagarto se les llama colectivamente "lagartos de lava".

La distribución de estos lagartos y sus variaciones de forma, color y comportamiento muestran el fenómeno de radiación adaptativa tan típico de los habitantes de este archipiélago. Una especie se da en todas las islas centrales y occidentales, que quizá estuvieron conectadas durante los periodos de menor nivel del mar, mientras que una especie se da en cada una de las otras seis islas más periféricas.

Una característica común en los lagartos es cambiar de color si se sienten amenazados o si hay un cambio de temperatura.

Los lagartos de lava desempeñan un papel importante en el control de poblaciones superpobladas de insectos, como la langosta pintada. Son depredadores de invertebrados y a menudo se comen unos a otros (canibalismo). Los lagartos de lava suelen comer plantas, sobre todo durante las épocas secas.

Los machos de la lagartija de lava son especialmente territoriales, ocupan un lugar prominente en la cima de una roca y mueven la cabeza arriba y abajo para indicar que son sus dueños. Este comportamiento se acentúa durante la reproducción, que alcanza su punto álgido en la estación cálida.

Los machos tienen territorios más extensos que pueden abarcar varios pertenecientes a las hembras. Los machos se aparean con todas las hembras que pasan por su territorio. Cada mes, aproximadamente, ponen de tres a seis huevos diminutos (del tamaño de un guisante) en excavaciones profundas del suelo realizadas por las hembras.

Al cabo de unos 12 meses, los huevos eclosionan y salen las crías, que miden unos 5 cm. En esta fase, las crías son vulnerables a depredadores como pájaros, serpientes e incluso ciempiés gigantes.

Las crías que sobreviven maduran dependiendo del sexo. Las hembras maduran a los 9 meses, sin embargo, los machos no maduran hasta pasados unos 3 años.

Como todos los reptiles, los lagartos de lava dependen del sol para su calor interno. Comienzan el día tomando el sol sobre una roca caliente durante media hora más o menos. Después están activos cazando, pero se retiran a un lugar sombreado durante el calor del día.

Cuando las temperaturas vuelven a bajar, los lagartos de lava vuelven a estar activos. Por la noche descansan bajo la hojarasca o la grava para protegerse del frío nocturno.

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